martes, 15 de julio de 2014

Quito-Manta



Quito-Manta
Fecha: 24 de Junio de 2014


Dejamos las motos, nuestro viaje era de tiempo limitado y podíamos hacer uso de recursos que nos encontramos bastante económicos dentro de Ecuador. 

Conseguimos vuelo hacia manta ida y regreso por 75 dólares, eso sí, bastante temprano el vuelo de ida y bastante tarde el vuelo de regreso. 

El aeropuerto de Quito tiene aproximadamente año y medio de estar prestando servicio y es un espacio además de nuevo retirado de la ciudad, unos 45 minutos en taxi o 90 minutos en bus. El servicio es bueno, se puede conseguir bus con un costo de 18 dólares o el taxi desde 24 dólares aproximadamente, según la ubicación de salida o llegada en Quito. 

Nuestro día comienza bastante temprano luego de menos de 5 horas de sueñito merecido. A las 4 y media de la mañana cuando apenas intentábamos reponernos el taxi estaba a nuestra espera. El taxi no tardó en llegar al aeropuerto, quizás por la hora y la facilidad de tránsito y a las 5 y 15 ya estábamos allí aunque nuestro vuelo salía 1 hora después.

Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, Quito
 Partimos entonces hacia manta con la idea de relajarnos ese día y mucho más esa mañana mientras podíamos hacer el check in en el hostal pasado el medio dia.


Llegando Manta
 Llegamos y allí sentados bajo un par de arbustos en el aeropuerto de Manta intentábamos descifrar el gps y tomar una decisión acerca de nuestro destino y sin más estábamos decididos a caminar para hacer tiempo y conocer un poco. Pero a veces el camino sin planear tiene la ventaja de regalarnos sorpresitas como la que recibimos allí, al aceptar la ayuda de un desconocido que resultó siendo un periodista. El señor con la mayor cordialidad del mundo se ofreció llevarnos hasta un sitio cercano al centro de la ciudad lo que resultó convirtiéndose en el tour más completo que nos dieron en la ciudad. Al final del tour en el cuál nos mostró las playas, la zona rosa, el mejor hotel y nos resumió la historia del lugar, terminamos por llegar al hostal y no estuvo mal llegar tan temprano porque sin problema nos dejaron acomodarnos.


Aeropuerto Internacional General Eloy Alfaro, Manta
 Salimos entonces directos a una de las playas que escuchamosmos era la más turística del lugar, playa murciélago, y tal vez teníamos expectativas muy altas o una falta tremenda de información pero lo que en nuestra cabeza era una playa turística allí cambió rotundamente.


 En la playa se veía apenas un par de personas caminando (Tal vez que aún no estaban en vacaciones y porque además estaba temprano). El clima no era el mejor en dicho momento, más bien amenazaba con llover un poco. El agua del océano no tenía ese color azul o verdoso transparente casi irreal. Aun así, luego de vulnerados mis deseos comencé a comprender que era precisamente eso lo que buscaba en mis vacaciones. Un merecido descanso que con cientos de personas en aquel lugar no hubiese conseguido. Disfrutamos entonces allí un buen rato, persiguiendo cangrejos, observando la naturaleza y escuchando el eterno ruido del tronar del agua.


Playa Murciélago, Manta


Continuamos nuestro recorrido caminando entonces por la zona del puerto, observando a lo lejos aquellos barcos que atracados descargaban sus atunes, pues los cruceros no se veían aún por aquellas tierras. En Manta se detienen grandes cruceros pero solo por ciertas épocas de vacaciones.


Mural cerca a la playa murciélago
 Por fin encontramos espacio para leer sobre Eloy Alfaro, un hombre que pasó a la historia por sus ideas liberales, y aunque sabíamos que era el personaje más recordado en aquellas tierras no sabíamos realmente porqué y fue en ese parque donde pudimos conocer un poco. En Manta y probablemente en todo Ecuador se pueden encontrar escuelas, parques, negocios, hoteles, universidades, museos, aeropuertos, y una infinidad de sitios que usa su nombre a modo de homenaje.

Monumento, General Eloy Alfaro


En aquel parque pudimos además disfrutar de una vista maravillosa del puerto, el mar, las aves, y de los taxis. Sí, de los taxis. Tunean los taxis, unos taxis muy originales. Rines, luces, sonido, spoilers, pipetas, calcas y demás ideas que se puedan venir a la cabeza.  

Finalmente corrimos a buscar un sitio para almorzar, pues deseábamos llegar rápido al hostal para ver el partido de Colombia. Personalmente me perdí todo el partido, el sueño me ganó hasta que al final el sol fue quien me despertó para informarme del triunfo y ver el resumen del partidazo. 
Terminamos la tarde conociendo el centro comercial Shopping, allí descubrimos motos de 200 cc súper económicas. Quería una para mi.

Centro comercial Shopping, Manta
 Salimos del centro comercial y tomamos un bus equivocado que pensaba llevarnos hacia otra población, entonces nos vimos obligados a descender y terminamos como de costumbre en sitios de los que no teníamos la mínima referencia pero no sucedió nada. Conocimos la zona donde estaba el hospital y allí tomamos un taxi tuneado que nos llevó a la zona rosa donde tomamos un par de cervezas. Abundan los karaokes y estuvimos sentados en uno tomando cerveza Club Verde y Corona Extra que por cierto estaban muy ricas.


Bar-Budo, Zona rosa de Manta


En resumen, un día bien aprovechado en la nueva ciudad que estábamos visitando, la capital atunera del mundo.

MANTA CAPITAL ATUNERA

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martes, 8 de julio de 2014

Pasto-Quito

Pasto-Quito
Kilómetros recorridos: 410 km (apx)
Fecha: 23 de Junio de 2014

Poblaciones atravesadas: Tangua (Nariño), San Juan de España (Nariño), Tulcán (Carchi), San Gabriel (Carchi), La Paz (Carchi), Cuesaca (Carchi), Cantón Bolivar (Carchi),  Ibarra (Imbabura), Cayambe (Pichincha), Tumbaco (Pichincha), Cumbayá (Pichincha).


Salimos del parqueadero del hotel sin adivinar la sorpresa que nos tenía preparada el clima. Buscamos la vía panamericana y también por razones obligadas un espacio para acomodarnos bajo los impermeables que no bastaron para harcele fuerte al clima que nos abrazó. El frío era un poderoso monstruo sobre las motos y sobre nosotros que cada vez sentíamos menos los dedos y el frío invadía cada vez más cada centímetro de piel. La lluvia fue un acompañante continuo prácticamente hasta la llegada a Rumichaca. 

Rumichaca, puerto de migración, Colombia


Allí los pasos a seguir para poder cruzar la frontera con las motos incluidas son 3 y realmente simples aunque nos llevó más tiempo del esperado porque no teníamos claro lo que debíamos hacer para conseguir los permisos. Los pasos que seguimos fueron entonces:

1. Presentamos el pasaporte en migración Colombiana donde nos pusieron el sello de salida del País.

2. Luego hicimos lo mismo en el puesto de control de migración Ecuatoriana y nos pusieron el sello de salida, pero primero debimos llenar la Tarjeta Andina de Migración y listo, ahora listos para entrar a Ecuador.

En la frontera
Bueno, olvidé algo??... Ahh siiii, la moto. 

3. Para ingresar la moto a Ecuador debimos sacar la fotocopia a color de los siguientes documentos que costaron alrededor de $0,50 cada copia ahí mismo en los negocios de la frontera, hicimos entrega de los mismos en la Aduana Ecuatoriana, luego el encargado fue hasta donde teníamos parqueadas las motos, las observó, les tomó un par de fotos y nos autorizó ingresar al país con las motos por 90 días.

Documentos para ingresar el vehículo a Ecuador
Y ahora listos... a recorrer carreteras Ecuatorianas.

De nuevo la lluvia nuestra amiga cuando sintió el rugir de nuestros motores decidió partir de viaje con nosotros. Llevábamos la idea inicial de encontrarnos con vías en perfecto estado pero pudimos comprobar que el inicio de la trayectoria en vías nuevas y perfectas era solo un mito. Vías angostas y poco cuidadas al menos en la primer parte del viaje mientras ingresábamos en ese territorio. Continuamos bajo la lluvia que nos llevaba un poco congelados, un poco exhaustos, otro tanto temerosos, pero también llenos de expectativas.

Nos detuvimos en Tulcán, allí nos tomamos un par de cafés con parva calientica que necesitábamos como energía para continuar. Allí de pie, cerca de los fogones para calentarnos un poco, conocimos una Ecuatoriana que en medio de sus conversaciones nos dejó saber lo apetecida que es la industria textil Paisa y la industria de calzado Bumangués en tierras Ecuatorianas. Además fue aquella mujer la que nos dio el dato más esperanzador pero el más equívoco y timador encontrado ese día (y quizás en el viaje) que estimaba una distancia en tiempo de 3 horas y media desde allí hasta Quito, tiempo que prácticamente duplicamos. 

El viaje de Tulcán a Quito fue uno de esos absolutamente impredecibles. La vía estaba en reparación y remodelación por lo que la cerraban por horas, luego tuvimos que tomar un desvío por una vereda llamada El ángel. El trayecto era la mitad ascendiendo y la otra mitad descendiendo, acompañados todo el trayecto de la lluvia inseparable que nos obligaba a viajar a poca velocidad además porque la mayor parte del trayecto fue traumático para las motos y para nosotros. 

Otro contratiempo además de la lluvia todo ese camino, fue la gasolina. Siiii, la gasolina. No venden combustible a colombianos en estaciones cercanas a la frontera, supongo que por control de tráfico ilegal del combustible, situación que aseguro no se controla de esa manera y más fácil casi consigue hacernos quedar tirados en carreteras desconocidas y sin comunicación, pues ya la señal de celular estaba perdida.

Preciosas y alucinantes montañas
Las motos pedían a gritos su necesario combustible y a pesar de los hermosos paisajes vistos no dejábamos de pensar en el problemita tan grave que nos ganaríamos de quedarnos varados por allí. Las motos agradecidas aunque malhumoradas alcanzaron a llevarnos a la población en la que por fin nos abastecerían los tanques. Ibarra. Allí entonces descubrimos que valió la pena llegar con los tanques vacíos. Combustible desde $1,28 dólares el galón y de gasolina Extra, un precio enloquecedor para un Colombiano acostumbrado a pagar mas del triple por asqueroso y sucio combustible. Llenamos las dos motos con 11 dólares y a partir de ese momento solo llenamos las motos con el mejor combustible ofrecido en aquellas tierras que nunca superó los dos dólares el galón.

Gasolinera, Ibarra
Continuamos entonces nuestro camino ingresando y cruzando la ciudad de Ibarra cuando de repente mi primera infracción de tránsito no multada pero que me dejó sorprendida, perpleja, anonadada, asombrada, y muuuuy asustada porque por poco y causo un accidente conmigo como principal víctima. Sucede que los semáforos allá están ubicados en una posición nunca vista para nosotros en las pocas carreteras Colombianas conocidas y yo me salté uno precisamente y fue por el pito de los carros que cruzaban que me di cuenta... Ooohh, vaya susto. En Colombia encontramos los semáforos a lado izquierdo y derecho exactamente sobre el pare. En ecuador encontramos la gran mayoría de ellos a una distancia bastante alejada del pare, es decir, primero el pare, luego el cruce de calles y por allá casi en la cochinchina encontramos los semáforos, muchas veces incluso en el carril izquierdo en una esquina casi invisible. Si, así están los semáforos allí, tan lejos y ocultos como prueba de nuestra concentración.

Laguna de Yahuarcocha, Ibarra
La anterior, es la laguna de Yahuarcocha ubicada en la zona norte de Ibarra, una bonita vista que está rodeada por hermosas montañas y construcciones que provocaba visitar. Debimos conformarnos con su observación a distancia, pero allí, mientras la observábamos decidimos olvidarnos de impermeables, pues parecía que la lluvia y el frío no nos pensaban acompañar mucho más. Allí unos viajeros Colombianos cuando nos vieron detenernos se nos acercaron preguntando por la compra del Soat Ecuatoriano, duda que no supimos resolver porque después de averiguar decidimos no adquirirlo. Y por fin nos detuvimos a almorzar y nos encontramos con la siguiente combinación:
 
Sopa con crispetas?
Si, sopa con crispetas, combinación que yo ni corta ni perezosa decidí experimentar y debo confesar que me pareció tan divertida que a mi compañero de viaje no le dejé ni un solo grano de maíz inflado. Aunque tampoco puedo desconocer que estaba bastante simple y desabrido el almuercito, y ni que decir de la atención tan pésima con la que fuimos recibidos con todas las empleadas ocupando medio restaurante afuera, conversando duro, viendo revistas y con unas ganas de atendernos que dejaron mucho que pensar del lugar.

Continuamos ahora con las baterías recargadas nuestra ruta destino Quito, lo que no sabíamos era que aún nos faltaba mucha carretera por recorrer y contratiempos que anotar. Nos detuvo la policía y como nos sucedió todo el camino nos preguntaban las razones para viajar en moto independiente, y con la amabilidad del caso nos desearon un buen viaje y nos afirmaron estar muy cerca.

Las vías mejoraron muchisimo, siendo las mismas muy nuevas aunque aún estabamos esperando las vias de 6 carriles para dejar de pensar en que era un mito lo de las vías perfectas.

Continuando el viaje nos detuvo un policía quién mientras escribía una multa por 102 dólares, afirmaba que mi compañero había cometido una falta gravísima en tierra ecuatoriana por adelantar en sitio prohibido, situación que nos dimos cuenta de regreso que era absolutamente injusta, pues la línea demarcada en el trayecto sí era discontinua.

Querido amigo

La multa al final no apareció en migración Colombiana porque quizás se compadeció de nosotros después de quedar por autodecisión en la foto, pues hasta ahora salimos de allí sin pagar un centavo por esa falta. Lo que si perdimos fue tiempo valioso para llegar a Quito. El mismo policía de la multa nos dijo que en 7 minutos estaríamos en Quito, y que me late que manejamos un reloj con manecillas y velocidades distintas porque nos demoramos mucho más de 30 minutos en vislumbrar por fin un sitio lo más parecido a una ciudad.

Es de anotar que las vías comenzaron a mejorar, con un aumento de incluso hasta 6 carriles, esos que con ansias esperabamos, lo que facilitaba el transporte, aunque debido a factores como la altura, el clima y la inclinación, nos encontrábamos con vías perfectas y motos que no alcanzaban velocidades suficientes para ayudarnos a ganar tiempo haciendo aprovechamiento de esos recursos viales.

Las motos en Quito pagan peaje, $0,20, novedad para un Colombiano acostumbrado a pasar por un ladito en cada peaje de su tierra y otro dato adicional es que las motos al parecer no son tan apetecidas en aquel país, pues no abundan como suponíamos debían abundar en cualquier ciudad si además le sumamos la economía en el costo de la gasolina. 

Llegamos a Quito, un caos total de movilidad, semáforos que no cumplían una función suficiente y para ello todos los agentes de tránsito debían estar controlando los trancones absurdos haciendo omisión del color marcado por el semáforo. Cruzar Quito para llegar al centro histórico, sitio de referencia para comenzar a buscar el hostal fue una locura absoluta. Quizás una de las experiencias de mayor riesgo durante ese viaje, o al menos para mí lo era en ese momento. Deseaba bajarme de la moto y hacer camping en cualquier sitio. Estábamos agotados, mientras cruzábamos quito para intentar asomar por la parte sur, se hizo de noche, fue un viaje eterno. El gps estaba sin batería y debimos recurrir a preguntar a la gente. Nos perdimos de la forma más inexplicable, dimos vueltas por la vía principal hasta incluso volver a tomar la salida de la ciudad. Para retomar las vías principales de la ciudad recurrimos a explicaciones tan poco prácticas y a intuiciones tan desubicadas que resultamos por zonas casi deshabitadas, sin vías actuales, en tierra, angostas, las cuáles suponíamos eran el carril del tren antiguo y veíamos desde allí la ciudad tan abajo y tan lejos que yo personalmente pensaba que vivos no íbamos a llegar. Cuando uno viaja, debe poner cuidado de no transitar por zonas sin saber de antemano si son seguras o no y de esa vía no teníamos la más mínima referencia pero no inspiraba la seguridad necesaria para sentir que íbamos a llegar sanos al final. Yo solo quería llegar de inmediato pero esa era tan solo la mitad del camino de espinas. 

Entramos al fin a Quito y los policías de forma muy amable intentaban guiarnos para llegar al centro histórico, al cual también llegamos quizás sin mucho problema. Pero nos encontraos con la siguiente piedra en el camino. La nomenclatura de Quito fue la más difícil de comprender del viaje. Seguro ni la muñequita de google hubiese sido capaz de guiarnos sin antes hacernos perder 2 horas. Dimos mil vueltas hasta que mi agotamiento abrupto, mi desesperación por encontrar el hostal y la ahora resignación por la constante pérdida en el camino me hizo desesperadamente encabezar la caravana sin detenerme a preguntar a nadie necesitando al final solo dos vueltas prácticamente por el mismo sitio para al fin encontrar el lugar. Adiós motos, adiós comida, adiós maletas y a dormir, porque por fin habíamos encontrado el hostal solo a segundos de darnos por vencidos y dormir en un parque.
Basílica del voto nacional, Quito

Y ésta es la vista desde el hotel. Una maravillosa construcción que ese día el agotamiento no pudimos detenernos a observar.


domingo, 6 de julio de 2014

Cali-Pasto


Cali-Pasto
Kilómetros recorridos: 400 km (apx)
Fecha: 22 de Junio de 2014

Poblaciones atravesadas: Cali (Valle del Cauca), Jamundí (Valle del Cauca), Santander de Quilichao (Cauca), Piendamo (Cauca), Popayan (Cauca), Timbio (Cauca), Rosas (Cauca), El bordo (Cauca), Chachagui (Nariño), Pasto (Nariño) 

La hora de despertar predecía un rendimiento en el trayecto del día incluyendo las paradas obligadas que no influirían en el tiempo de viaje, al menos eso esperábamos.

Recorrimos el hostal por última vez y tomamos allí el desayuno. Aprovechando entonces la cocina del hostal preparamos cereales y decidimos partir.

Hostal Cali
Partimos con una mañana que no se precipitaba a enseñar la luz incandescente de un sol que horas más tarde intentaría enloquecernos un poco. No es de olvidar que el clima mencionado es uno de esos que sin mucho viento permite que el sol haga de la suyas. Efectivamente durante el trayecto tuvimos que soportar calores intensos más aún con la ropa que debíamos soportar encima para evitar quemaduras. 


Llegando a Popayán nos encontramos con el primer incidente en una de las motos y se trata de la guaya del clutch que se reventó y difícilmente pudimos encontrar un lugar adecuado para comprar una nueva y hacerla reparar porque se trataba de un día domingo que cierran el comercio en la ciudad. Al final unos payanenses que sabían un poco del tema nos ayudaron con ello y hasta ahora ando aún con la guaya injerto puesta ese día.
Taller improvisado, Popayán
Allí por cuestión de tiempo tuvimos que improvisar la media mañana, pero lo que no sabíamos era que debía además reemplazar el almuerzo por cuestión de tiempo. Es decir, una gaseosa y un dulce debieron acompañarnos hasta nuestra llegada.

Continuamos entonces el trayecto descubriendo de forma un poco preocupante mientras avanzábamos que las vías estaban o en pésimo estado o en reparación lo que generaba un incremento del tiempo necesario para llegar a destino. Nos tocó en varias ocasiones esperar a que habilitaran un carril para el paso, bajo el sol infernal mientras las máquinas trabajaban y la espera se llenaba de carros de todos los tamaños. El trayecto de Popayán a Pasto fue demorado por la situación presentada además de ser una vía demasiado concurrida por transportes de carga.

Aun así los paisajes visualizados de repente comenzaron a tener cambios abruptos, de cultivos de caña completamente planos, a montañas a lado y lado del camino, espectaculares cañones y perfectas montañas con variedad de cultivos que las hacían multicolores.
En puntos pudimos encontrarnos con vientos tan fuertes que las motos disminuían la velocidad de marcha de forma notoria e incluso podíamos sentir como fuertes ventarrones luchaban por hacernos perder el equilibrio.

Fue inevitable detenernos todo el tiempo para admirar la belleza de paisajes y disfrutar de la caricia que los vientos nos regalaban.
Finalizando el día nos recibe entonces Pasto con sus bellas montañas multicolores bañadas de un sombrío tono. Era la neblina y la lluvia que nos ofrecían una vista perfecta y nos generaban un frío que nos llamaba al cambio. Nos invitaba a sentir que habíamos hecho un largo recorrido. 
Hermosas montañas, Pasto
 
Allí el almuerzo-comida nos dio la bienvenida por haber soportado el gasto de tanta energía habiendo consumido tan poca. Si se descuidan nos llevamos los platicos pero para el estómago.

Finalmente nos ubicamos a pensar en la ruta del día siguiente.

viernes, 4 de julio de 2014

Andes (Medellín)-Cali


Andes (Medellín)-Cali
Punto de encuentro: Peñalisa
Kilómetros recorridos: 460 km (apx)
Fecha:  21 de Junio de 2014


Poblaciones atravesadas: La Pintada (Antioquia), Pereira (Risaralda), Cartago (Valle del Cauca), Obando (Valle del Cauca),  Zarzal (Valle del Cauca),  Buga (Valle del Cauca),  Cali (Valle del Cauca)

Desde que partí, observando la salida del sol tras montañas frondosas indicando un nuevo amanecer, pensaba en este viaje como una locura más o quizás una menos de la lista de deseos. Segura además de que no marcaría mi tacómetro más de lo que marcado en aquellos trayectos diarios en soledad en carreteras como las antioqueñas me auguro entonces un viaje para saborear. Es hora entonces de alimentar el alma, de llenarme de experiencias y crecer un poco más. Aquí comienza entonces


Recorrimos aproximadamente 460 kilómetros en vías por las cuáles una velocidad de 100km/h se quedan cortas entre el gran desfile de altas velocidades de diferentes tipos de vehículos. Son vías tan rectas que alcanza el tiempo para admirar los preciosos paisajes que entre cultivos de caña de azúcar se explayan, la mayoría en el Valle del Cuaca. Un sinfín de imágenes que despiertan ese interés por desfogar adrenalina combinado con el disfrute de paisajes tan planos como en Antioquia no se presenta. En el trayecto hicimos varias estaciones, entre ellas Buga, localidad en la que se encuentra un lugar turístico-religioso del país por su reconocida Basílica del Señor de los Milagros de Buga, lugar al que acuden muchos para solicitar ayuditas extra o quizás dejar allí plasmado el agradecimiento a lo que consideran les fué concedido.
Basílica del Señor de los Milagros de Buga
Allí almorzamos por $7 dólares ambos luego de recibir ofrecimientos de almuerzo de al menos $11 dolares plato.  Al llegar a Cali nos hospedamos en el hotel y decidimos recorrer algo de la ciudad comenzando por un mirador ubicado en el barrio San Antonio, lugar frecuentado por turistas y nativos, músicos y artesanos, enamorados y solitarios para apreciar desde allí una panorámica de la ciduad.


Colina y Capilla San Antonio, Cali
 
 


En la noche el lugar elegido fué la colina Sebastián de Belalcázar donde se encuentra el monumento al fundador de la ciudad. Lugar que también permite ver la ciudad y admirar sus planicies, además de comer una mazorca al carbón, pues son tantas las ofrecidas que es imposible que pasen desapercibidas.

 Atravesamos entonces localidades pertenecientes a los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Valle del Cauca